
Caminaba rápido, llovía. Estaba escuchando mi canción favorita una y otra vez. Caminaba muy rápido, esquivando gente sin felicidad que caminaba en plena oscuridad debido a la tormenta. Llegue a destino. Una cafetería no muy grande de los suburbios de la ciudad. Mi maquillaje estaba corrido, la remera de mi banda de rock favorita mojada, mis medias rotas y mis borcegos empapados. Mi peinado desastroso. La canción seguía sonando una y otra y otra vez. Mis manos temblaban, no era por el frió.
La hora cambio y dio las cuatro de la tarde en punto. Busque una mesa libre al fondo de la cafetería. Me senté en una silla que estaba cerca de un cuadro muy lindo. Quede en encontrarme con el a las cuatro…Eran las cuatro y cuarto y la puerta del café se abrió. Allí estaba. Pantalón largo y ancho. Pelo negro, ojos azules. Era perfecto. Era la primera vez que nos veíamos. Me vio y con una sonrisa se acerco.
“Hola” dijo
“Hola!” respondí sin mirarlo
“No! Buena onda, me re gusta esa banda” me dijo mientras se sentaba
“No! De verdad?, genial” respondí
En ese momento se acerco un mozo y nos tomo el pedido. Un café con dos medialunas y un capuchino con tres medialunas. Mientras comíamos hablamos de todo un poco, no nos habíamos visto antes, no nos conocíamos, éramos dos tontos mirándose.
“crees en la felicidad?” me pregunto
“esa es una pregunta bastante original para un momento como este, en un lugar tan.. Tan...” conteste
“repito: crees en la felicidad?” dijo mirándome
“Por supuesto que si… pero dependiendo de que felicidad” respondí
“esa es una respuesta un tanto evasiva” respondió confundido
“mi turno” dije “cual es tu color preferido?”
“mi color preferido es el blanco, porque se que es la base de todos los demás colores así que por ende los contiene en su interior” respondió
“una muy buena respuesta para una persona que esta vestida completamente de negro” dije
“vos... crees en dios?” dijo tratando de dejarme sin palabras
“Digamos que no digo que tales seres existan ni que su existencia sea imposible” respondí
“eso no me responde nada” dijo serio
“a mi no me responde, ni encuentro respuesta a tal incógnita…Porque nos estamos preguntando estas cosas…Porque hacemos esto?” dije curiosa
“Porque seremos tan idiotas para ocultar nuestros sentimientos, que nuestra falsa frialdad hace que digamos cosas como las que decimos” respondió
“si te digo que no comprendo tu idea, no se que pensaras de mi, no quiero ser la típica chica que dice que ama a tan solo conocer a una persona por como es por fuera o si no lo conoce muy bien” dije
“A esto quería llegar, puedo parecer descortés, frió o sin vergüenza interrogándote sobre cosas que hasta tus padres no te preguntaran jamás, pero es porque de verdad me interesaría conocerte y para empezar a conocer a una persona que mejor que hacer preguntas que nunca nadie hará, ni que uno nunca se espera que le hagan” dijo y bebió café…
Lo mire y sonreí tímidamente. Si, lo habíamos entendido. Si, era verdad.
Me acompaño hasta la parada de colectivo y se atrevió a robarme un beso. Volví a mi casa muy feliz y no tarde en contarles a mis amigas…
Esta rutina de conversaciones y cafés se volvió clásica para mí. Todos los martes de todas las semanas nos encontrábamos y nos conocíamos cada día más. Estaba segura que estaba apostando todas las fichas a un buen juego. Estaba muy segura que el no tendría que usar ninguna careta para hablar conmigo. El era sincero.
Hubo dos o tres meses que no lo pude ver porque enferme y tenía que estudiar para la facultad. Estaba estudiando bioquímica y también individualmente estudiaba italiano. Así que mis otros días estaban ocupados. El trabajaba, vendiendo cosas.
Mande miles de mensajes, llame miles de veces, lo trate de contactar por Internet pero no… no había señales de vida.
Soñaba cosas horribles, cosas extrañas, tenia conversaciones conmigo misma en el espejo. Estaba enloqueciendo. Necesitaba verlo.
Espere a estar un poco mejor de mi estado de salud y estar más despejada con el estudio.
Pero no podía mas, necesitaba saber de el. Necesitaba saber del hombre que me había dicho que era única, que era las más bellas de las mujeres, que moriría a mi lado. Me puse la remera que me había puesto la primera vez que lo vi, mis viejos borcegos, una bufanda escocesa, planche mi pelo negro, me maquille, y me puse el tapado negro largo hasta las rodillas. Salí caminando… típico, lluvia. Me puse los auriculares y estaba ahí, la canción por la cual nos empezamos a hablar. La escuche hasta que quedo sin batería mi reproductor. Me baje del colectivo. El viento soplaba y volaba mi pelo, la lluvia corría mi maquillaje, no había nadie, soledad. El cielo estaba con un tinte negro. El sol se estaba ocultando y yo en un lugar donde nunca estuve, solo en un sueño. Camine, hasta que llegue al negocio y ahí lo vi. Con otra. Una muy parecida a mí. Sin decir nada, solo llorando salí caminando por la calle a quien sabe donde. “Crees en la felicidad?” esa es la pregunta que me quedo rondando en la mente, que no me deja dormir. Si yo dije que creía en la felicidad pero dependiendo de cual y yo aposte a la felicidad al lado de el y pronto sin estar enterada lo veo a el siendo feliz con alguien que no soy yo y haciendo feliz a otra. Que felicidad voy a creer? Cual es la definición perfecta para la felicidad?
Camine sin decir nada, camine por horas. Mi celular sonó, esa melodía tan dulce pero que ahora cada vez que sonaba era una pequeña puñalada en mi abdomen… Atendí, era el. Disculpándose por su ausencia… diciendo que me extrañaba que me quisiera ver…
Pare en un kiosco a comprar una pila para mi reproductor…
Caminaba rápido, llovía. Estaba escuchando mi canción favorita una y otra vez. Caminaba muy rápido, esquivando gente sin felicidad que caminaba en plena oscuridad debido a la tormenta. Llegue a destino. Una cafetería no muy grande de los suburbios de la ciudad. Mi maquillaje estaba corrido, la remera de mi banda de rock favorita mojada, mis medias rotas y mis borcegos empapados. Mi peinado desastroso. La canción seguía sonando una y otra y otra vez. Mis manos temblaban, no era por el frió. .. y así la historia se repitió mes a mes…año a año ya que uno nunca sabe que es la felicidad pero siente algo diferente cuando esta con esa persona, cada día aprendiendo mas y mas, olvidando la realidad, que a veces uno piensa que no lo es. Buscando en el mas infinito rincón del universo respuestas a preguntas idiotas, soluciones a problemas sin solución, y derramando lagrimas por nada. Muchas veces me quedaba mirando ese lugar, ese recuerdo para buscar alguna imperfección de el, alguna mía, pero existía tal cosa?. Solo hay algo que no logro entender… “Crees en la felicidad?”
Y seguí caminando bajo la lluvia, escuchando ese tema a ver si el mismo tenia la respuesta o si seria yo la tonta que sufre pero es feliz
me gustó me gustó.
ResponderEliminarYo sí creo en la felicidad, pero no creo que ella dependa de una persona; se me hace más fácil tomarmelo de esa manera!
escribis re lindo, sos una geniaaaa! :)
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